Una sencilla florecilla
Que el soplo del aire
La esparce, y se desvanece
Eso es mi ánima y mi esfinge
Si tu aliento no me sostiene
Eres el campo de mis amores
Que me sujetan en tu vergel
Extiendes tus brazos amorosos
De mil perdones por doquier
No me juzgas, siempre me esperas.
Con la luz de tu palabra me animas.
Tu misericordia esboza sonrisas para mí
Mercedes Ramos
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