ORACIÓN DE ADVIENTO
¡Dulcísima
y amabilísima Madre de Dios y Virgen sacratísima! ya se llega la hora de
vuestro bienaventurado parto, parto sin dolor, parto gozoso. Vuestra es esta
hora, y nuestra es: vuestra es porque en ella habéis de descubrir al mundo los
tesoros divinos que tenéis encerrados en vuestras entrañas, y el sol que le ha
de alumbrar, y el pan del cielo que le ha de sustentar, y la fuente de aguas
vivas por la cual viven todas la cosas que viven. Y vos, Señora, con este
sagrado parto habéis de quedar más gloriosa, pues por ser madre no se
marchitará la flor de vuestra virginidad, antes cobrará nuevo frescor y nueva
belleza, porque sois la puerta de Ezequiel cerrada, huerto cercado y fuente
sellada, y todas las gentes os quedarán obligadas, y os reconocerán y adorarán
por Madre de su Señor, y reparadora del linaje humano, y emperatriz y princesa
de todo lo criado.
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